La naturaleza de Noruega te sorprende desde el mismo momento en el que pones un pié en el país.
Oslo, la capital noruega, es una ciudad de contrastes, en la que la arquitectura de vanguardia se rodea de bosques, pero es especialmente cuándo nos desplazamos hacia las zonas del norte del país, cuándo los paisajes -apenas alterados- nos cautivan por su naturalidad.
El arquipiélago de Vesteralen, situado al noroeste del país -junto al Mar de Noruega y al norte de las islas Lofoten- es uno de esos lugares. Está formado por varias islas principales -entre las que se encuentran Langoya, Hinnoya, Hadseloya y Andoya-, y algunas menores, llenas de pequeñas colinas en las que practicar ciclismo, playas eternas para pescar, y hasta grandes montañas, para los amantes del alpinismo.
En el extremo norte de Andoya -a unos 300 kilómetros del Círculo Polar Ártico-, se encuentra la ciudad de Andenes, una localización que la convierte en perfecta para contemplar el sol de medianoche -ese fenómeno casi mágico que hace que el sol sea visible las 24 horas-, desde mediados de mayo a finales de julio.
Pero su atractivo no terminan ahí, ya que Andenes es también lugar de peregrinación para los que quieren realizar avistamiento de ballenas.
Estos enormes cetáceos han atraído a los humanos desde la antiguedad, y han sido protagonistas involuntarios de nuestra cultura. Desde la Biblia -el profeta Jonás salvado por una ballena-, hasta los cuentos populares, -el díscolo Pinocho que acabó en la vientre de otra-, sin olvidar al más famoso de todos ellos, Moby Dick, y la destructiva obsesión del capitán Ahab, protagonistas de la obra de Melville, que a la mayoría nos ha emocionado.
El viaje en barco para contemplarlos en vivo -cuándo acuden a alimentarse al mar de Noruega-, es una de las experiencias más emocionantes que se pueden realizar. La mejor época para realizar avistamiento de ballenas, va de noviembre a marzo, aunque también hay altas posibilidades, desde mediados de mayo a mediados de septiembre.
Es recomendable reservar con antelación y no olvidar la ropa de abrigo, además de recordar que las condiciones del mar, pueden aconsejar tomar una pastilla contra el mareo.