La capital belga es bien conocida por sus exquisitas chocolaterías, de hecho en Bruselas se inventó en 1912 el praliné -el bombón relleno de chocolate-, por el nieto del fundador de la casa Neuhaus.
También por contar con un buen número de tabernas en las que encontrar interminables cartas de cervezas que hacen difícil la elección hasta para los paladares más especializados.
En algunas, cómo Delirium Café aseguran contar con 3.000 tipos de cerveza, sin llegar a esos extremos, es de lo más común encontrar locales con acogedores ambientes decimonónicos que ofrecen hasta cincuenta variedades de cerveza, la taberna restaurante Au Vieux Spijtigenduivel, en el barrio de Uccle, es uno de ellos.
Pero Bruselas, es además, el lugar perfecto para disfrutar del Art Nouveau, el nombre con el se conoció en Bélgica a la corriente que a finales del siglo XIX y principios del XX renovó los cánones artísticos inyectando un aire moderno, durante el periodo denominado fin de siècle y belle époque.
Paseando por las calles de Bruselas, podemos encontrar pinceladas de Art Nouveau en las fachadas de muchos de sus edificios, en forma de delicados motivos florales y con profusión de acero y cristal -novedades derivadas de la revolución industrial-, en sus miradores y balcones. Un buen ejemplo es el que encontramos en la rue Franz Merjay, en cuyo número 45 se encuentra una vivienda obra del arquitecto A. Pétry (1899) decorada con un perfil femenino policromado y flores de hierro forjado, que precede estas líneas.
Fué el arquitecto belga Victor Horta (Gante, 1861 — Bruselas, 1947 ) el que con su primera obra innovadora -la Casa Tassel (rue Paul Emile Janson 6), construida entre 1892 y 1893, un encargo de su adinerado amigo del mismo nombre para construir su vivienda familiar-, iniciaría el movimiento.
Su mente pionera nos permite disfrutar de otras de sus obras sobresalientes en Bruselas. La Casa Solvay (Avenue Louise 224), edificada entre 1895 y 1900, su propia casa estudio, la Casa Horta (rue Américaine 25), construida entre los años 1898 y 1901 y que hoy alberga el Museo Horta dedicado al Art Nouveau, y la Casa van Eetvelde (Avenue Palmerston, 2-4) levantada como residencia del Secretario General para el Estado independiente del Congo entre 1895 y 1897.
Las cuatro casas han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.