Viajar, además de enriquecernos y abrir nuestra mente, nos ofrece la oportunidad de conocer personas.
En un reciente viaje a Roma, tuvimos la oportunidad de encontrar un artista real. Y digo real, cómo sinónimo de verdadero y original, porque la capital romana está llena de vendedores callejeros que ofrecen dibujos con imágenes de la ciudad (a modo de pequeños recuerdos) para los miles de turistas que la visitan. En su mayoría, meras fotocopias coloreadas, por eso encontrar a Marcel y su pequeño puesto de acuarelas, protagonizadas por dos jóvenes enamorados, una moto y la ciudad eterna cómo fondo, fue un agradable encuentro en la Plaza Navona.
Un par de esas acuarelas, nos recuerdan ahora la última visita a una de las ciudades más bellas del mundo.