Recientemente he leído que la conocida pastelería de lujo de la rue Royale de París, Maison Ladurée, abrirá sucursal en Nueva York el próximo verano.
Famosa por sus macarons de infinitos colores y sus merengues exquisitos, su desembarco en la ciudad de los rascacielos, en dónde el cupcake es el rey, supone todo un reto. Aunque para una empresa con cerca de 150 años de historia, fué fundada en 1862, y con establecimientos en otras ciudades de Inglaterra, Suiza, Mónaco o Italia, Nueva York, constituye también una asignatura pendiente.
Publicado por M.Carmen Voces